Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher (Breslau, 21 de noviembre de 1768 – 12 de febrero de 1834) fue un teólogo y filósofo alemán.
Presentó una alternativa teológica al racionalismo kantiano. Frente al dogmatismo de la iglesia intentó relacionar el romanticismo con la teología. En diálogo con Kant, negó que fuera posible conocer a Dios por medio de la razón. El lugar para conocer a Dios era la ética y la moral. Cuestionó la ética como el lugar para el conocimiento de la deidad.
Para Schleiermacher, el camino al conocimiento de la deidad era el sentimiento de total dependencia en la deidad y la intuición. En sus obras Über die Religion. Reden an die Gebildeten unter ihren Verächtern (1799) y Glaubenslehre (1822), definió la religión como “el sentimiento e intuición del universo”. Entendía el cristianismo como “el sentimiento y la dependencia de Dios”.
La religión no podía ser estudiada correctamente ni por la filosofía racionalista de la Ilustración, ni por los dogmas eclesiásticos. El sentimiento y la intuición eran los mejores caminos para relacionarse con la deidad. En su obra Soliloquios planteaba que “tantas veces como vuelvo mi mirada hacia adentro de mi ser más íntimo estoy en el campo de la eternidad”. Por lo tanto, la experiencia piadosa y mística de los creyentes es lugar de reflexión teológica.
La teología por lo tanto tenía un nuevo lugar teológico, el sentimiento y la intuición humana. El sentimiento y la intuición eran la labor de la teología. El concepto sentimiento era una dependencia absoluta en la deidad. Y este era “la esencia de la piedad, idéntica consigo misma”. Es decir, era el estar en relación con Dios. No identificaba la experiencia con la subjetividad. Entendía que el sentimiento era ese lugar donde el yo aprende del Yo divino.
Entendía la religión como una dependencia absoluta de la deidad. Tuvo implicaciones sobre la teología y la dogmática en el pensamiento. Planteaba que el dogma era una aserción de nuestro sentimiento. Y no sobre la deidad en sí misma. La doctrina sólo afirma nuestra concepción de Dios. Cuestionaba las definiciones Dios como una proyección humana sobre la deidad.
Para Schleiermacher Dios era una realidad suprapersonal y trascendente. Cuestionaba el dogma de la trinidad. Negaba la interpretación de la muerte de Jesús como un sustituto por el ser humano. Entendía el pecado como un debilitamiento individual y colectivo de los seres humanos. Él negaba que el pecado sea un accidente o mera falta superficial y afirma que el pecado es un desorden profundo de la "naturaleza humana", una incapacidad total para hacer el bien que sólo puede ser curada mediante la religión, una anormalidad y deformación de la que surge todo mal. Así también afirma que el pecado no solo es individual, sino que tiene un carácter social o colectivo "en cada uno la obra de todos, y en todos la obra de cada uno".
Veía a Cristo como el salvador porque en él brillaba dependencia absoluta en Dios. La obra de Cristo consistía en transferir al ser humano esa conciencia de dependencia absoluta en la divinidad. Los creyentes se benefician de esta conciencia a través de una unión mística con Cristo.
Fue uno de los primeros eruditos en cuestionar la interpretación sobre los autores de los Evangelios presentados por la tradición de la Iglesia.
La iglesia es un lugar de verdadera comunidad humana. Una comunidad que se basa en este sentido de dependencia absoluta en la deidad compartida comunitariamente.Esto es base para una plena humanización.La religión es un componente básico de la naturaleza humana.
Otra gran aportación fue su articulación de una teoría hermenéutica. Para Scheleiermacher, la tarea de la hermenéutica era “entender el discurso tan bien como el autor, y después mejor que él”. Intentó presentar una teoría coherente sobre el proceso de interpretación de los textos. Es considerado el padre de la hermenéutica moderna.
Presentó la teoría de la comunicación entre un emisor y un receptor basado en un contexto social y lingüístico común. Ese contexto común era el que hacía posible la comunicación entre dos personas. El receptor podía comprender el discurso del emisor. Ambos poseían una gramática y lingüística común. Además, un contexto social común favorecía la empatía.
Añadió a la teoría tradicional de la interpretación una dimensión psicológica. Previamente estaba basada en la pura decodificación gramatical del discurso.
El individuo articula un discurso sobre el eje del lenguaje. En la actividad discursiva hay una doble dimensión. La individual de la persona que habla. Y la social del contexto social de la lengua. Así, el discurso tendrá un carácter común con la cultura en la que se articula y con el carácter del escritor. Existen dos niveles de comprensión del discurso. Son la llamada comprensión comparativa y comprensión adivinatoria. Por lo tanto, cada intérprete debe confrontar la dimensión social e individual del texto. Esto hace que la tarea interpretativa sea infinita. Cada intérprete pueda re-crear la actividad creativa y mental del autor a través del proceso interpretativo.
Schleiermacher propone un sistema circular que conocemos como el círculo hermenéutico. Cada intérprete necesita introducirse en la dimensión social y la dimensión individual del autor para comprenderlo.
Cuando el intérprete se identifica con las intenciones, formas de pensamiento, situación histórica y el contexto histórico del autor para poder comprenderle. En la medida en que el lector se identifique con el autor y se ponga en su lugar, tanto mejor será la interpretación.
La intelección del lector es lo que llama comprensión comparativa. Un segundo nivel de comprensión, el adivinatorio es intuitivo y subjetivo. Es la comprensión de la individualidad del autor de un texto.
Así, en el Esbozo del 1805, Schleiermacher plantea que la hermenéutica es “comprender en la lengua y comprender en la persona que habla”.
Proponía una metodología interpretativa. El lector localizaba el contexto histórico-social y lingüístico y entraba en diálogo con la singularidad del autor.
Trataba de que hubiera una dimensión objetiva y otra subjetiva en el proceso de interpretar. Esta parte subjetiva era una dimensión psicológica en la tarea interpretativa.

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