La idea de usar electricidad de alto voltaje como medio de propulsióln no es nueva. Tesla puso la base a finales del siglo 19, la cual fue continuada por notables científicos como Thomas Townsend Brown, quien descubrió, en 1923, lo que más tarde fue llamado el Efecto Biefeld-Brown.
Thomas Townsend Brown era un estudiante de físicas del Dr. Paul Alfred Biefeld en el Instituto Californiano para Estudios Avanzados. Brown notó que cuando tenía dos placas acarreando altos voltajes de corriente directa, separadas por un dieléctrico, el electrodo negativo se movía por sí sola en dirección de la placa positiva. En otras palabras, Townsend Brown descubrió que es posible crear un campo artificial de gravedad, cargando un condensador eléctrico a un alto voltaje.
El construyó un condensador especial que utilizaba un material dieléctrico pesado, que acumulaba alta carga (factor K alto), entre sus placas, y encontró que cuando se cargaba con unos entre 70,000 a 300,000 voltios, se movería en la dirección de su polo positivo. Si se orientaba con su lado positivo hacia arriba, procedería a perder cerca del uno por ciento de su peso.
El atribuyó este movimiento a un campo de gravedad inducido con electro estática, actuando entre ambas placas cargadas opuestamente del condensador. Por 1958, el tuvo éxito desarrollando un modelo de platillo de 15 pulgadas, que podía elevarse sobre el 110% de su peso. Los Experimentos de Brown han lanzado un nuevo campo de investigación, el cual vino a ser conocido como Electrogravitics, la tecnología de controlar la gravedad a través del uso de carga eléctrica de alto voltaje .
Tan temprano como 1952, un general mayor de la Fuerza Armada atestiguó una demostración en la cual Brown hizo volar un par de discos sustentadores de 18 pulgadas, suspendidas en los extremos opuestos de un brazo rotativo. Cuando es electrificado con 50,000 voltios, ellos hicieron un circuito a una velocidad de 12 millas por hora.
Aproximadamente un año antes, el voló un juego de naves de 3 pies de diámetro para algunos oficiales de la Fuerza Aérea, y representativos de un número de importantes compañías de aviación. Cuando fueron energizados con 150,000 voltios, los discos volaron rápidamente alrededor de un curso de 50 pies de diámetro, tan rápido que el tema fue inmediatamente clasificado (censurado y puesto fuera de circulación pública).
La revista Interavia más tarde reportó que los discos podían lograr velocidades de varios cientos de millas por hora al ser cargados con varios cientos de miles de voltios. Los discos de Brown estaban cargados con un alto voltaje positivo, en un alambre, operando a lo largo de su borde principal, y un altísimo voltaje negativo, en un alambre, corriendo a lo largo del borde de fuga/posterior, como alambres de arrastre.
Al ionizar, los alambres, el aire alrededor de ellos, una densa nube de iones positivos se formaría delante de la nave, y una correspondiente nube de iones negativos se formaría detrás de la nave. La investigación de Brown indicó que, así como las placas cargadas de sus condensadores, estas nubes de iones inducían una fuerza gravitacional dirigida en dirección de menos a más.
Al moverse, el disco, hacia delante, en respuesta a su campo de gravedad auto-generado, acarrearía con el sus nubes de iones positivos y negativos, y su índice asociado de electrogravedad. Consecuentemente, los discos montarían su onda de gravedad avanzante, mucho como los surfeadores montan una ola del océano.
El Dr. Mason Rose, uno de los colegas de Townsend, describió el principio operativo de los discos de la siguiente manera:
“Los platillos hechos por Brown no tienen propulsor, ni jets, ni partes móviles, para nada. Ellos crean una modificación del campo gravitatorio alrededor de ellos mismos, lo cual es análogo a ponerlos en la pendiente inclinada de una colina.


Actúan como una tabla de surf en una ola… el platillo electro gravitacional crea su propia colina, la cual es una distorsión local del campo gravitatorio, luego toma esta colina con el, en cualquier dirección escogida, y a cualquier velocidad.
“Los ocupantes de uno de los platillos de Brown no sentiría ninguna tensión para nada, sin importar cuan aguda es la curva o cuan grande la aceleración. Esto es porque la nave y sus ocupantes, y la carga están todos respondiendo igualmente a la distorsión, similar a una ola, del campo gravitatorio.”
Aunque los escépticos al principio pensaron que los discos eran propulsados por efectos más mundanos, tales como la presión de los iones negativos golpeado el electrodo positive. Brown más tarde llevó a cabo pruebas de una cámara de vacío que probó que una fuerza estaba presente aun en la ausencia de tal empuje del ion.
El no ofreció una teoría para explicar este poco convencional fenómeno de electro-gravitación, excepto para decir que no fue predicho ni por las teorías de relatividad general ni por las modernas teorías de electromagnetismo. Sin embargo, recientes avances en las físicas teóricas suministran una más bien directa explicación del principio.
Según el ganador del premio Nóbel de físicas sobre las cinéticas sub-cuánticas, el potencial de gravedad puede adoptar dos polaridades, en vez de una. No solo puede existir un campo gravitatorio en forma de un potencial depósito gravitatorio, que atrae la materia, como lo enseña la física estándar, sino que también puede existir en la forma de una potencial colina de materia que repele la gravedad.
Por otra parte, predice que estas polaridades de gravedad deberán directamente calzar con la polaridad eléctrica; partículas positivamente cargadas, tales como protones, generando depósitos de gravedad, y partículas negativamente cargadas, tales como electrones generando colinas de gravedad.
Así, contrariamente a la teoría convencional, los electrones producen un campo gravitatorio que repele la materia. La materia neutral eléctrica permanece gravitatoriamente atractiva, porque el depósito-G de protones marginalmente domina la colina-G de electrones.
Consecuentemente, la cinética sub-cuántica predice que la nube de iones negativos, detrás del disco de Brown deberá formar una colina de gravedad que repele la material, mientras que la nube de iones positivos adelante del disco deberá formar un depósito que atrae la materia por gravedad.
Al aplicarse un incrementado voltaje al disco, la potencial colina de gravedad y el depósito se vuelven cada vez más prominentes, y el potencial de gravedad entre ellos, incrementa la pendiente. En la terminología de Rose, la nave se encontraría a sí misma sobre el inclinado de una colina gravitacional. Puesto que la fuerza de gravedad es conocida por incrementar de acuerdo con la pendiente de tal potencial inclinación, un incrementado voltaje induciría una cada vez más fuerte fuerza de gravedad en el disco, y actuaría en la dirección de la nube de iones positivos. El disco se comportaría como si fuese remolcado por un campo gravitacional muy fuerte que emana de la enorme masa de un planeta invisible, posicionado más allá de su polo positivo.
A principios de 1952, Brown había juntado una oferta, con el nombre codificado de Proyecto Winterhaven, que sugería que un platillo antigravedad de combate fue desarrollado por los militares, con una capacidad Mahc-3. El estudio de inteligencia de 1956, titulado Electrogravitics Systems - An Explanation of Electrostatic Motion, Dynamic Counterbary and Barycentric Control, preparado por la empresa de inteligencia de la aviación privada, Aviation Studies International Ltd., indica que ya en noviembre de 1954, la Fuerza Aérea había comenzado planes para financiar la investigación que lograría los objetivos del Proyecto Winterhaven.
El estudio, originalmente clasificado como Confidencial, menciona el nombre de más de diez importantes compañías aéreas que estuvieron implicadas activamente en la investigación de electrogravitics, en un intento de duplicar o extender el trabajo seminal de Brown. Información adicional debe ser encontrada en otro informa de inteligencia de aviación, titulado: La Situación de Gravitics.
Desafortunadamente, debido a la clasificación de ALTO SECRETO de los militares, el trabajo de Townsend Brown no ha aparecido en ninguna publicación de físicas o ciencia a la que pueda accederse.